Marcelino Cardalliaguet (Ávila, 1937) es Doctor en Historia y catedrático de Historia en Enseñanza Media, habiendo impartido también docencia universitaria en las universidades de Salamanca y Extremadura. Además, ha dirigido el Servicio de Publicaciones de la Institución Cultural "El Brocense" y la revista Alcántara, y ha formado parte del Patronato del Museo Pérez Comendador-Leroux de Hervás.Ha publicado cerca de una veintena de libros, destacando entre sus trabajos: La Segunda Regencia del Príncipe don Felipe (1543–1548). Documentos relativos a la vida política y económica castellana a mediados del siglo XVI (1974). Luis Sergio Sánchez: Profesor y Poeta extremeño a mediados del siglo XIX (1995). El Instituto Provincial de segunda enseñanza de Cáceres (150 años de historia educativa: 1839–1989 (1997). Sociedad y Territorio en la Historia de Extremadura (1999) o Don Diego Mª Crehuet del Amo: Un jurista en la literatura (2010).
Partiendo de la fundación romana y posterior ocupación medieval, se podrían retrotraer los nombres más antiguos de calles incluso al final de la época islámica, cuando se llaman “adarves” a las calles o paseos de ronda que bordean el interior de la muralla. Tras la ocupación cristiana, muchas vías comienzan a ser llamadas por los gremios o agrupaciones de artesanos que se concentran en determinados barrios (Pintores, Caleros, Tenerías, Hornos, etc.), y también por los numerosos hitos religiosos que pueblan la ciudad, tales como conventos, ermitas, oratorios, iglesias, algunos de ellos ya desaparecidos (San Pedro, San Antón, San Pablo).
Sólo en época bastante moderna el Ayuntamiento comienza a denominar las calles de una manera oficial, ya que hasta el siglo XIX éstas reciben nombres dados por los cacereños de una manera informal, a menudo también referidos a las personas que habitan en cada calle o están vinculadas a su surgimiento (Villalobos, Cuesta del Maestre, Casas de Cotallo). También a lo largo del siglo XIX y del XX se va acomodando el nomenclátor a las circunstancias políticas y culturales de la ciudad, desapareciendo nombres históricos para adaptarlos a los nuevos tiempos (Grajas se cambia por Donoso Cortés, Moros por General Margallo, Zapatería por Gabriel y Galán, etc.)
Un recorrido por los nombres de las calles cacereñas es, en realidad, una invitación a recorrer la historia de la ciudad, y nadie mejor que Marcelino Cardalliaguet para llevarnos de la mano por ese paseo histórico.
Le agradecemos su inestimable y desinteresada colaboración, a la vez que reconocemos desde estas páginas su dedicación docente e investigadora.
El conferenciante fue presentado por el profesor Gregorio Herrera
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