Parecería casual que
Andrés Talavero Pacheco eligiera esta pequeña obra titulada "
Perdiz del Cáucaso" para su intervención en la mañana del sábado 30 de abril en el
Museo de Cáceres. Pero no es así. Esta obra de
Alberto Sánchez (Toledo, 1895 - Moscú, 1962) colocada junto a la "
Maternidad" del mismo autor (con la que parece dialogar, siquiera sea porque se exponen juntas) tiene una temática muy en consonancia con los procesos creativos de nuestro invitado de ese día.
La escultura "
Perdiz del Cáucaso", que conserva el Museo de Cáceres, es una obra realizada en bronce. La
obra original (1957-1958) está realizada en madera de pino policromada con unas dimensiones de 44 x 13 x 32,5 cm, se fecha en los últimos años de la vida de su autor y se expone en el
MNCARS de Madrid.
Ante la disparidad de materiales entre la de Madrid y la que conserva el Museo de Cáceres Andrés Talavero nos ofreció unos calcos que expuso en las paredes del Salón de Actos para que fueramos conscientes de la textura y grabados que ofrece la obra en su superficie.
Andrés comenzó mostrando la escultura y explicando su elección "
porque me atrae su forma estilizada y dinámica, por ser solemne, tierna, esbelta, mágica y simbólica", para invitarnos además a observar de cerca, rodeando la obra, la textura que hemos podido ver en los calcos.
A continuación en el salón de actos, antes de comenzar, nos propuso manipular, uno tras otro, un trozo de plastilina blanca con el fin de conseguir una obra modelada por todos. Pidió también que cada uno registrara en su móvil la imagen del proceso y se lo enviaramos posteriormente. Una interesante propuesta, cuyos resultados nos gustaría mostrar.
Voy a empezar con una afirmación a modo de tesis: Si un artista dejara algo inacabado, una línea de investigación paralizada y en el supuesto que un día volviese sobre ello, volvería con una energía contenida y un conocimiento añadido, quizá idealizado, pero muy clarividente. Una energía superior a si hubiese estado toda la vida trabajando en la misma obra. Es el caso de Alberto Sánchez que por circunstancias dejó aplazado su trabajo de escultor … y en cierto modo me siento identificado con él porque en mi trayectoria hay interrupciones, estoy acostumbrado a retomar y aprovechar temas de mi pasado… Entre estas dos obras, Maternidad y Perdiz del Cáucaso, existen 30 años de paréntesis. En los años 30 dejó su línea de investigación interrumpida por varios acontecimientos fatídicos: la destrucción de su casa y de toda su obra en Madrid por los bombardeos de la aviación, viajó a Valencia, inmediatamente a Barcelona y luego a Moscú exiliado. 20 años después retomó sus trabajos de escultura en el punto donde lo había dejado, recurriendo a los puntos esenciales de su estética, al recuerdo de las formas perdidas, las formas orgánicas y primitivas de los paisajes castellanos … pájaros, piedras, hoyos, palos… (Andrés Talavero)
En su exposición hizo un análisis de la obra de Alberto Sánchez y su trayectoria vital, con referencias a sus amigos y artistas de los años veinte y treinta del siglo pasado (Rafael Barradas, Benjamín Palencia, Enrique Garrán, Federico García Lorca, Maruja Mallo, Rafael Cansinos Assens, Ángel Ferrant, Salvador Dalí...), a la Escuela de Vallecas, a las experiencias en la naturaleza y paseos por el Cerro Testigo, y a su propuesta estética. La admiración de Andrés por Alberto Sánchez se basa en su capacidad de "dialogar con el paisaje y con su entorno y porque aprovechó las oportunidades que le ofrecieron la ciudad, la cultura, los museos y los amigos con los que se relacionó". Imágenes de diversas obras se fueron mostrando mientras exponía.
Sobre la estética y poética del autor y de otros artistas de la Escuela de Vallecas afirmó:
La estética común de los artistas de la Escuela de Vallecas se basó en una práctica tanto en el dibujo, la pintura y la escultura de cuerpos biomórficos, evocaciones orgánicas, fragmentación de formas, facetados cóncavos y convexo…
En el caso de Alberto Sánchez su escultura se vuelve singular cuando practica vacíos expresionistas y cubistas, experimenta con texturas incisas, marcas y signos. Un repertorio pionero de hallazgos que serían las claves y códigos del lenguaje de la Escuela de Vallecas. Alberto persigue formas en las que evolucionan los agujeros, los pequeños puntos y la presencia incipiente de surcos incisos que luego estarán omnipresentes en sus esculturas de los años treinta. También comienzan a aparecer en sus modelados y en sus dibujos líneas paralelas entrecruzadas en forma de rejilla y cráteres…
Nuestro agradecimiento y felicitación a Andrés Talavero por esta cuidada y documentada exposición sobre la obra de Alberto Sánchez y por las magníficas propuestas que hizo a lo largo de su intervención (entre ellas, la de pasear por el cerro de San Marquino el próximo sábado). Una sesión muy concurrida que ha supuesto un excelente colofón a este ciclo sobre el Arte Contemporáneo, organizado por el Museo de Cáceres y la Asociación Adaegina de Amigos del Museo y cuyos resultados en todas y cada una de las sesiones nos han parecido sorprendentes.
Muchas gracias también a todos los participantes y a los seis ponentes que con tanto interés y buen hacer han desarrollado sus sesiones.
Texto: José Vidal Lucía (con aportaciones de Andrés Talavero)
Imágenes: Mariángeles Jareño y Jose Vidal Lucía