16 de marzo de 2017

Así lo siento yo. Los verracos en la Edad del Hierro


Los verracos de la Edad del Hierro, por Pilar Barrios
(Sábado, 4 de marzo de 2017)

La segunda sesión de “Así lo siento yo” la ha protagonizado la profesora y musicóloga experimentada Pilar Barrios. Se trata de una actividad realizada por el Museo de Cáceres con el apoyo de la Asociación Adaegina
A lo largo de su intervención acreditó sus amplios conocimientos sobre los mitos populares, la música y los ritos relacionados con el tema propuesto: Los verracos de la Edad del Hierro, algunos de cuyos ejemplos se hallan en las salas y patio del recinto museístico.

Declaró que había elegido este aspecto cultural e histórico por el carácter sagrado que poseían los animales para el ser humano de la antigüedad. Indicó que el verraco era un símbolo del semental, del macho, que aparece también en los cantares muy posteriores de los quintos. Recordó el descubrimiento del verraco de Torrequemada y desarrolló la “ecuación histórica”: “animales antiguos > diosas romanas > cultos marianos”. Cómo muchos de los cultos religiosos actuales derivaron hacia advocaciones de la Virgen y fiestas de algunos santos: Las cerdas sacrificadas a Ceres, hoy sustituidas por piedras; en Montánchez, San Mateo reemplazó al verraco. En las Hurdes se bailaba ante los productos sacados de la matanza. Las Purificás y Las Candelas proceden de antiguos ritos judíos. 


Manifestó que el cerdo trasciende de animal rechazado a ser apreciado. En las imágenes que expuso destacan tres verracos de Madrigalejo y Botija. Vistas de los festejos de quintos y de las “corralás” de Torrequemada, los rituales de Paso, el ritual de los quintos transformado finalmente en danzas de niñas, en Albalá. De esta misma población, las danzas de cabreros, los domingos de piñata, los gallos. Una muestra de San Antón representado junto a un cerdo (el ahora famoso cerdo de San Antón).

Concluyó insistiendo en la visión del verraco como exponente del potencial masculino y en su carácter sagrado en la antigüedad y en los dos roles en realidad en cualquier persona: el masculino y el femenino. 


En definitiva, Pilar Barrios nos introdujo en una excelente amalgama de historia, arte, mitos, música y etnografía en su personal visión y en las sensaciones que le han producido esas piezas ancestrales, impresionantes en su inmovilidad, como en la actualidad se nos presentan los verracos adorados por nuestros antepasados lejanos.


 Texto: Vicente Rodríguez
Fotos: Goyo Herrera
Nuestro agradecimiento a la profesora Pilar Barrios por su magnífica aportación y a los amigos de Adaegina, Vicente y Goyo, por su acertada colaboración textual y gráfica.

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