Como habíamos programado, el sábado 6 de Octubre a las 8:30 de la mañana tomamos el autobús hacia Arroyomolinos para iniciar la marcha “RUTA DE LOS MOLINOS”.
Antes de nada, en el pueblo tomamos el desayuno, churros con
chocolate o café, lo que nos daría fuerza para la subida.
También habíamos quedado con Sara, guía local, para que nos
enseñara la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción de los siglos XVI y XVII.
Destaca sobre todo la portada principal de estilo plateresco, muy decorada con
elementos vegetales, productos de la localidad: higos, racimos de uvas…; además
de localizar a la izquierda un ara votiva romana.
En su interior sigue este mismo estilo varias obras como un
sepulcro, el bello púlpito y las pilas de agua bendita. Sin lugar a duda, la
joya de la iglesia es la tabla de la VIRGEN DE LA LECHE, que representa a la
Virgen Madre amamantando a su hijo. Se la representa coronada, con un rostro de
una delicadeza sublime. Pertenece al siglo XV, de autor desconocido.
La chica nos acompañó hasta el primer molino para
explicarnos el sencillo procedimiento de la molienda que se reduce a recoger el
agua en la charca que por una acequia caía a un alto pozo o cubo y una vez
lleno se abría una pequeña compuerta situada en la base del cubo y con la
fuerte presión el agua movía las palas del rodezno que a su vez hacía girar la
piedra volandera que molía el grano sobre la otra piedra sin movimiento o
solera. Y así se repetía este proceso en los siguientes molinos situados en un
plano más inferior. Era una manera muy eficaz de reciclar el agua.
Había indicado en el
programa que la dificultad era MEDIA-BAJA, y ciertamente no resultaba muy
costosa. Es verdad que se asciende por una vereda con bastante desnivel; pero
es un tramo corto. Una vez subida esta cuesta, llegamos a un altozano desde
donde se divisa el imponente castillo de Montánchez.
Nos apuntamos 56 senderistas. Aquella mañana estaba recreativa, las nubes suavizaban el calor de los primeros días de Otoño. El cultivo de las huertas, el paisaje de la montaña y el pastar del ganado nos acercaban a eso que llamamos disfrutar de la naturaleza.
Nos apuntamos 56 senderistas. Aquella mañana estaba recreativa, las nubes suavizaban el calor de los primeros días de Otoño. El cultivo de las huertas, el paisaje de la montaña y el pastar del ganado nos acercaban a eso que llamamos disfrutar de la naturaleza.
Nos queda por descubrir esas canteras de piedra de sílex y
el yacimiento arqueológico de la época del Calcolítico.
La comida en el restaurante Fuentes del Salor resultó muy
bien preparada y gustosa: paella y lomo a la plancha; vino de la tierra y un
postre de tarta.
Por la tarde visitamos el Castillo a la carrera, fue un ir y
volver, porque a la cinco habíamos quedado en el Ayuntamiento de Valdefuentes
para conocer el Museo Etnológico y los esgrafiados del claustro del convento de
San Agustín, además de otros esgrafiados en distintas fachadas de algunas
casas. El rollo y el palacio de primer Señor de la Villa, don Álvaro de Sande
que junto con el palacio nos recuerda su poder jurisdiccional.
Y ya por último nos quedaba visitar la quesería VALPE, donde
nos dieron unas explicaciones de la elaboración del queso; nos invitaron a
degustarlo, y, como no, a comprar el producto para llevarlo a casa.
Hacia las 19 horas emprendimos la vuelta a Cáceres, después
de pasar un buen día, y entender que sería necesario para la Asociación volver
a repetir esta actividad de senderismo con otras rutas trazadas por
Extremadura.
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